lunes, 16 de noviembre de 2015

El primer paracaidista argentino

Estamos en el día 5 de Julio de 1807. Buenos Aires se defiende de la segundainvasión británica.    Pero esta vez los británicos descubren que hay un nuevo ejército que enfrentar: los vecinos. Desde las terrazas llueve agua hirviendo, aceite, además de piedras, palos e hierros.
Un centenar de invasores se pertrechó en el convento de Santo Domingo (ubicado en las actuales calles Defensa y Belgrano), lugar donde se desarrollaron los hechos más sangrientos de la lucha. Dentro del convento los británicos rescataron una bandera de su regimiento 71, que habían perdido en la primera invasión y la desplegaron en la torre de la iglesia, pero un cañon instalado en un corralón de la calle Bolívar - a 150 metros de la iglesia de Santo Domingo - disparó contra la torre del convento (en aquella época tenía una sola), para derribarla con bandera e ingleses incluidos.
Los británicos apostados en el templo no tardaron en darse cuenta de que estaban vencidos por lo que decidieron capitular. Le pidieron una sábana blanca al prior de Santo Domingo y la colgaron entre los restos de la torre, al lado de la bandera inglesa.
Al ver flamear la sábana blanca en la torre de Santo Domingo, el subteniente de Húsares, José Antonio Leiva gruñó "A ese traidor de Pack, si no se lo llevó el diablo, a la cincha me lo llevo".
Pack era el coronel Dionisio Pack, quién había participado de la primera invasión inglesa. Al reconquistarse la ciudad, a él, como al resto de los soldados de la corona de Inglaterra, se les había obligado a juramentar que nunca más empuñarían las armas contra España y sus colonias. Pack había faltado a su palabra y se había convertido en el enemigo público N°1. El cabildo le había puesto precio a su cabeza, $4000 pesos, y el subteniente Leiva quería ser el verdugo de Pack y cobrar la recompensa.
Leiva clavó su caballo en la puerta del convento al grito de "dónde está el traidor". Su tío, el padre Francisco Xavier Leiva, prior de Santo Domingo, lo atajó en el interior de la iglesia y pretendió tranquilizarlo.                                                                                                                                              - Hijo tráeme la sábana que los ingleses pusieron en señal de parlamento sobre la torre y, de paso, retira el estandarte británico.
Leiva no sabía que su tío intentaba distraerlo porque él mismo se había encargado de esconder a Pack.
El subteniente subió a los saltos la escalera, llegó a la parte superior de la torre, arrancó la sábana de entre los escombros, producto del cañonazo recibido, atrapó la bandera inglesa, pero tropezó precipitándose al vacío; pero los reflejos que le faltaron para evitar la caída, los tuvo como para improvisar un paracaídas con el pabellón inglés que le permitió disminuir la velocidad de la caída desde los 25 metros que lo separaban del piso. Gracias a ese improvisado paracaídas, sobrevivió pero el golpe le produjo una sordera permanente.

Daniel Balmaceda

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