miércoles, 18 de noviembre de 2015

Excomulgar a un cometa

Calixto III, primer papa español

Día grande para España en el Vaticano
el 9 de abril de 1455, porque en esa
fecha el cardenal Alonso de Borja fue
elegido papa, el primer español que
aposentó sus reales en el solio
pontificio. Y para ser el primer papa
exportado, no estuvo mal. Ha dado
mucho juego a la historia, sobre todo
porque dejó bien colocado al resto de la
familia, léase su sobrino y futuro papa
Borgia, Alejandro VI, y a los hijos de
este disipado pontífice, entre ellos los
famosos Lucrecia y César Borgia. Los
papas, por aquel animado siglo xv,
gustaban de tener mucha y variada
descendencia.
El primer papa español tomó
trascendentales decisiones, pero la más
extravagante y cómica, no de su papado,
sino de toda la historia del Vaticano, fue
la excomunión de un cometa. Calixto III
excomulgó al cometa Halley, ese que
sólo se deja ver cada setenta y tantos
años y que tuvo la mala suerte de pasar
justo cuando estaba Calixto III. Pero el
asunto no quedó en mera anécdota,
porque además de excomulgar al
cometa, el papa ordenó a la cristiandad
que el rezo del Ángelus, además de al
amanecer y al anochecer, se hiciera
también al mediodía. Y hasta hoy.
Cuando el papa llevaba un año en el
trono, los astrónomos corrieron a
advertirle que en la bóveda celeste
había un cometa grande y terrible, con
una cola de color amarillo que parecía
una llama ondulante. Textual. Calixto III
buscó sus propias explicaciones al
fenómeno: aquello era un signo de la ira
de Dios porque los turcos acababan de
apropiarse de Constantinopla. Así que
tomó varias medidas: primera,
excomulgar al cometa; segunda, que
todos los príncipes cristianos se unieran
contra la invasión musulmana; y tercera,
decretar que todos los católicos rezaran
el Ángelus a mediodía para hacer
desaparecer el cometa o, en su defecto,
provocar su caída sobre Constantinopla
para exterminar a los turcos de un golpe.
El cometa, afortunadamente, se tomó
en serio lo de la excomunión y se largó,
porque si llega a caer en Constantinopla,
se van a hacer gárgaras no sólo los
turcos, también los Borgia, el Vaticano y
la cristiandad al completo.

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