miércoles, 18 de noviembre de 2015

Origen de las palabras "Boludo" y "Pelotudo"

Colaboración de Roberto Sansobrino


En las Guerras de la Independencia, nuestros gauchos peleaban contra
un ejército de lo que en aquella época era el Primer Mundo. Una
maquinaria de guerra con disciplina de las mejores academias
militares, armas de fuego, artillería, corazas, caballería, el mejor
acero toledano, etc.
Nuestros gauchos (los montoneros), de calzoncillo cribado y botas de
potro con los dedos al aire, sólo tenían para oponerles pelotas
(piedras grandes con un surco por donde ataban un tiento, bolas -las
boleadoras- y facones -que algunos amarraban a una caña tacuara y
hacían una lanza precaria-. Pocos tenían armas de fuego: algún
trabuco naranjero o arma larga desactualizada.
¿Cuál era la técnica para oponerse a semejante maquinaria bélica como
la que traían los realistas?
Nuestros gauchos formaban en tres filas: La primera era la de los
PELOTUDOS, que portaban las pelotas de piedra grande amarradas con un
tiento. La segunda era la de los LANCEROS, facón y tacuara, y la
TERCERA la integraban los boludos con sus boleadoras o bolas.
Cuando los españoles cargaban con su caballería, los pelotudos,
haciendo gala de una admirable valentía, los esperaban a pie firme y
les pegaban a los caballos en el pecho, que de esta manera rodaban y
desmontaban al jinete y provocaban la caída de los que venían atrás.
Los lanceros aprovechaban esta circunstancia y pinchaban a los
caídos.
Entonces, los boludos (que no eran tan boludos porque venían atrás)
los rematan en el piso.
Allá por la década del ’90 (1890) un Diputado de la Nación aludiendo
a lo que hoy llamaríamos “perejiles”, dijo que no había que ser
pelotudo en referencia a que no había que ir al frente y hacerse
matar.
Fue algo así como decir “no hay que ser estúpido”. Esta fue la
segunda acepción que se le dio al término: 1º aguerrido 2º estúpido o
similar. Con el tiempo se sumó a esta última clasificación la palabra
boludo y el imaginario popular lo fue incorporando como al que los
genitales grandes le impedían moverse con facilidad.

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